martes, enero 05, 2010

La niña olvidada

Deseo abrir los ojos y mirar un mundo claro, pero mis ojos sufren cataratas con colores marrones, mis manos tocan y sienten sólo cuando imaginan estar en un mundo fantástico donde las utopías son posibles y donde los amores son reales. Es ahí donde me encuentro cara a cara con la niña que olvidé hace años en algún columpio que nadie ayudó a balancear, la miro y me reclama la mordaza que se obligó a usar, me sonrojan sus mejillas y me entristece su alegría.

Ella gira a mi alrededor y canta sonatas que olvidé al pasar de los años, se burla de mi mala memoria y me ataca cuando pongo fin a su ingenua historia; la de la princesa que viviría feliz con un principe, ése que al paso del tiempo se volvería su verdugo. La miro y me duele verla tan engañada, tan ilusionada con un mundo que no le gustará al crecer, un mundo que duele ver y con un aire que mata al respirar.
La veré cada vez que sueñe con un mundo mejor, con un mundo en el que el humano sea humano, donde el mundo sea un hogar, donde los niños puedan llorar por algo pasajero y no vivir lamentándose por un cambio que no llegará.
Deseo mirar al cielo y no sentir la ausencia de la noche, no extrañar las estrellas que me fueron cambiadas por simples faroles inteligentes, Deseo... Deseo tantas cosas que me gustaría que alguien balanceara este columpio.