miércoles, junio 15, 2005

SUICIDIO




Aquella noche decidí correr, cualquier lugar era más seguro que tus brazos, ya era tarde, mi corazón adolecía y casi moribundo me pidió que lo dejara morir lejos de ti.

Corrí si mirar atrás y a mitad del camino, mis lágrimas parecíanme un manantial reposando en un abismo del que seguramente, no saldría jamás. Aquella noche decidí correr, pero al llegar el día regresé de nuevo al camino, viendote claramente a los ojos y alejándome cada vez más de los rayos del sol.